Aprovechando que se está disputando el rallye Monte-Carlo Historique voy a escribir sobre los clásicos. Con las pruebas de regularidad me pasa algo curioso….. Después de publicar una foto o una galería siempre hay alguien que me pregunta: ¿Oye, tú que trabajas en el WRC, disfrutas con esto? Pues la respuesta es bien simple: Si, disfruto porque aquí encuentro todo lo que echo de menos o no me gusta del Mundial y además en el momento de tomar las fotos no estoy condicionado por ningún patrocinador, equipo o marca.
Es cierto que en un rallye de regularidad los coches circulan a baja velocidad y que la mayoría de ellos tiene apariencia más de utilitario que de coche de carreras, hecho que se acentúa cuando sus ocupantes no llevan casco…. Pero para mí estos tres detalles son irrelevantes cuando de lo que se trata es de conseguir una buena foto independientemente del sujeto.
Trabajar en este tipo de pruebas es más relajado que por ejemplo hacerlo en un rallye del WRC. Aquí, prácticamente no tienes que andar con el equipo fotográfico a cuestas pues al disputarse por carreteras abiertas al tráfico tú libertad de movimientos es mucho mayor. Como los tramos no están cerrados a la circulación evitamos las típicas cintas de plástico (rojas, verdes, amarillas, blancas…) que delimitan las zonas prohibidas o de público y que tanto odiamos los fotógrafos. Tampoco es necesaria la presencia de comisarios y policías que en muchos casos son nuestros principales “enemigos” y que además tienen la habilidad de saber cómo arruinarte “la foto”. Sin todas estas trabas que encontramos en cualquier otra prueba nuestro trabajo se simplifica mucho.
Una de las características de los rallyes de regularidad es que siempre tienen un itinerario pensado para seducir a los participantes y que aprovechamos muy bien los fotógrafos. Normalmente transcurren entre preciosos parajes y además los reagrupamientos o los pódiums de salida-llegada están ubicados en lugares realmente bonitos, hecho que siempre es de agradecer.
Sobre los coches habría mucho que debatir, que no son WRC es evidente pero bajo mi punto de vista son muy fotogénicos y con un aspecto atractivo. Personalmente me encantan aquellos modelos que en su día no tuve la oportunidad de ver en acción ni tan siquiera en la calle, si eres de mi edad o más joven sabes muy bien de lo que hablo…
Si juntamos en una ecuación estos dos elementos: un recorrido espectacular y vehículos clásicos, el resultado nos lleva a hablar de una prueba… el rallye Monte-Carlo Historique. Os puedo asegurar que es “el evento” por excelencia en la disciplina de regularidad, más de 300 coches recorriendo unas carreteras de ensueño, a menudo cubiertas de nieve. He tenido la suerte de cubrir este rallye en tres ocasiones y he podido experimentar las dos caras de mi profesión en una prueba de estas características; la de trabajar para una agencia o hacerlo sólo para revistas. Aunque parece lo mismo, no lo es… cuando estás en una agencia formas parte de un equipo de fotógrafos con un objetivo concreto como es el de vender las fotos a los pilotos al finalizar el rallye, bien sea en el puerto de Montecarlo o por internet. En este caso, lo que te exigen es que en cada tramo tomes una foto idéntica para todos los participantes y esto implica pasar cada día horas y horas en la cuneta sin moverte, esperando el paso de todos los participantes, del primero al último. Pero si tus clientes son revistas o un determinado piloto el trabajo pasa de ser monótono a muy divertido porque tú decides que tipo de fotos quieres hacer y cómo organizarte.
En el 2012 viví esta parte más entretenida y creativa, trabajé para varias publicaciones además de echarle un cable al amigo Jo Lillini, fotógrafo del Automóvil Club de Montecarlo. Recuerdo que fueron unos días increíbles, junto a un colega estuvimos en la salida en Barcelona y al día siguiente arrancamos dirección Sospel donde se disputaba el primer sector competitivo… pero una espectacular nevada dejó la autopista completamente blanca a la altura de Marsella. Por suerte, llevábamos 2 ruedas de invierno en el tren delantero y llegamos sin problemas pese a que la carretera estaba cubierta por una abundante capa de nieve. Al día siguiente el planning se torció nada más salir del hotel. Nuestro destino inicial era uno de los puntos más fotografiados de la historia del “Monte” pero por culpa de un accidente entre tres camiones nos quedamos seis horas atrapados en la autopista. Este contratiempo nos obligó a modificar nuestro recorrido y sólo nos daba para llegar a los dos últimos tramos del día. Lo conseguimos, nos plantamos en la salida con el tiempo justo y decidimos reconocerlos antes de que llegaran los primeros participantes. En las dos especiales había bastante nieve en la carretera y recuerdo que en la primera de ellas alcanzamos al doble cero, lo adelantamos y seguimos rápidamente en busca de algún sitio interesante para las fotos que finalmente encontramos a pocos metros de la meta del último tramo. Después de esa durísima jornada llegamos a Valence donde los equipos iban a recorrer los tramos que habitualmente se utilizan en el WRC. Eso supuso una ligera ventaja para nosotros porque ya los conocíamos, así que después de descansar unas horas nos dirigimos directamente a los puntos elegidos. Al día siguiente, ya con los participantes rumbo al Principado, la nieve nos abandonó sin embargo conseguimos un par de localizaciones perfectas en unos de los tramos que se habían utilizado en la primera edición del IRC. Muy cansados pero satisfechos con el resultado de nuestro trabajo decidimos no subir al Turini, donde se disputaba la última etapa e iniciamos el camino de regreso a casa.
Con solo ver el tamaño de este ensayo se adivina el cariño que le tienes a este tipo de rallyes 🙂
Marcos es que me aconsejaron que escribiera un poquito más… jajaja